Senderos de Torrelodones, Hito de los tres términos, tapia de Monte del Pardo, arroyo de la Fraguilla y arroyo de las Trofas.
Comenzamos la mañana con la alegría de reencontrarnos los amigos camineros. El espectáculo de las diversas y múltiples formas de las nubes en el cielo anunciaba una excelente jornada.
José Luis Soriano introdujo lo que iba a ser el recorrido. Primero, nos acercaríamos a ver el Hito de los tres términos, punto de encuentro entre los términos municipales de Madrid, Hoyo de Manzanares y Torrelodones por el camino histórico que comunicaba Hoyo de Manzanares con Madrid,
〈https://hoyodemanzanares.fandom.com/es/wiki/Camino_de_Hoyo_de_Manzanares_al_Pardo_por_la_puerta_del_Hito_y_su_variante_por_los_Ca%C3%B1os_de_Manina 〉 antes de que se construyera la carretera actual.
Este camino, en este punto, queda flanqueado por la finca del Pendolero y el muro del Monte del Pardo. Luego nos acercaríamos a la Casa del Hito para seguir por la senda del Arroyo de las Fraguillas, llegando al embalse de los Peñascales y regresar ascendiendo por la senda del Arroyo de las Trofas.
Iniciamos el recorrido por este inmemorial camino que llega a Hoyo de Manzanares. Paramos para observar el hito de los tres términos, enclavado en 1961 por representantes de los alcaldes de los tres municipios, según aparece en el boletín del Ayuntamiento de Madrid de Junio de 1961. Respecto a la Finca del Pendolero, Isabel Pérez Van Kappel, nos explicó sus avatares y su importancia en la última centuria.
La finca tiene una extensión de 300 hectáreas, se formó por la agregación de tres propiedades compradas en 1911 por Gabriel Maura Gamazo y su mujer, la condesa de La Mortera, y desde entonces está vinculada a la familia Maura. La casa principal, se construyó en el segundo cerro más elevado de la finca, el Pendolero, y desde entonces se conoce con este nombre a toda la finca. El edificio tiene un aire colonial, se dice que por influencia de la duquesa que provenía de La Habana. Se construyeron boxes para caballos y cuadras para los mulos de labor. Se cercó, con un innovador alambre de torsión, la totalidad de la propiedad para proteger el encinar existente y las zonas repobladas de rebaños de cabras. Además, se distribuyeron bebederos y puntos de agua por el terreno para provecho de la fauna.
Recibió la figura de máxima protección de la época, vedado, hasta 1970, cuando de acuerdo con la nueva ley de caza pasa a denominarse coto. Ahora forma parte del Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares con el máximo nivel de protección.
El periodo de máximo esplendor de la finca fue entre 1911 y 1931, cuando el palacio se dota de una extensa y valiosa biblioteca, obras de arte y muebles de estilo modernista; en estos años, se convierte en lugar de reunión de las personalidades de la época para celebrar reuniones políticas, diplomáticas y partidas de caza, ancestral costumbre de las clases dominantes en su empeño de tejer nexos de unión y negocios entre ellos. Los años siguientes fueron los peores, la finca quedó devastada, la vivienda se empleó como hospital de campaña, y desapareció el mobiliario y la biblioteca.
Tras la guerra, la familia Maura vuelve a cuidar y mantener la finca y el hotel, con muchas dificultades, al convertirse en opositor y sufrir la censura de sus escritos, además de verse perjudicada su posición económica por las confiscaciones de bienes de la Revolución en Cuba.
En la actualidad, la finca se utiliza como lugar de celebraciones de actos de todo tipo , incluidos los rodajes cinematográficos, entre ellos Mamá cumple cien años, y Ana y los lobos, de Antonio Saura. Puntualmente, se facilita también el acceso a la finca para estudios de ciencias ambientales. Los ingresos se destinan a mantenimiento y mejoras del edificio, del arbolado y de la fauna.
Después, continuamos paralelos al la tapia del Monte del Pardo.
Llegamos a la Puerta del Hito, una de las siete puertas del Monte del Pardo, muy usada en el pasado en el tránsito entre Madrid, Hoyo de Manzanares y Torrelodones. Isabel no explicó detalles importantes de este monte emblemático, que supone una tercera parte de la extensión de todo el término municipal de Madrid, otorgándole el atributo a la capital, de ser una de las ciudades con mayor extensión de zona verde.
Pudimos comprobar la solidez de la construcción de la cerca del Pardo, de casi 100 km, que se levantó por mandato de Fernando VI (1753) para contener la caza y evitar, tanto el furtivismo, como las elevadas indemnizaciones, que año tras año se veía obligada a pagar la casa real, a los municipios colindantes.
Es un espacio natural de extraordinario valor ecológico, considerado el bosque
mediterráneo más importante de la Comunidad de Madrid y uno de los mejor conservados de Europa. Cuenta con unas 16.000 hectáreas, de las cuales, sólo unas 1.000 son de acceso público (Patrimonio Nacional tiene publicados en su página web dos recorridos).
Es un bosque mediterráneo continental, con relieve suave, sobre la vega del río Manzanares, que lo atraviesa de Norte a Sur El arroyo de Trofas, de hecho, desemboca en el Manzanares. La relación con la Casa Real, documentada desde la conquista de Madrid por Alfonso VI (1083-85), ha permitido la extraordinaria conservación del monte, pero también, ya en el siglo XX: Manuel Azaña, presidente de la Segunda República de España, lo preservó de algunas iniciativas urbanísticas, según se desprende de sus Diarios.
Proseguimos nuestra caminata hasta encontrar el Arroyo de la Fraguilla. El sendero discurre al lado del arroyo, en estos momentos sin caudal, descendiendo por la vaguada. Un paseo muy agradable y sin dificultad.
Llegamos a la avenida de la Trofa, desde donde nos dirigimos hacia el embalse de los Peñascales. Dónde Isabel Pérez Van Keppel nos contó los acontecimientos del lugar hasta estos momentos, conformado, actualmente, por un conjunto de urbanizaciones entre los municipios de Torrelodones y Las Rozas, desarrolladas a partir de 1946.
En 1919 Gabriel Enríquez de la Orden le compró, a un hijo del conde de Romanones, una finca de más de 500 hectáreas, que finalmente denominó Los Peñascales. En 1920 construyó la casa-palacio (actual residencia del SEPI) inspirada en el palacio de La Magdalena en Santander. Estaba interesado en implantar una explotación agropecuaria, decidiéndose a instalar una moderna granja avícola en los años 20, colmenas para la producción de miel y, un poco más tarde, introdujo el ganado Karakul (piel de astracán), de moda en la época. Entre el palacio, los jardines y las actividades agropecuarias, las necesidades de agua eran grandes, para lo cual mandó construir una pequeña presa revestida de piedra, que ahora queda hundida bajo el agua de la presa actual).
A partir de 1946 se va parcelando la finca y construyendo viviendas, las necesidades de agua aumentan, y la presa existente no es suficiente. En 1949, Enríquez de la Orden, solicita una autorización para el aprovechamiento de aguas del arroyo de Trofas, para abastecer la zona urbanizada comprendida entre Los Peñascales y Madrid (Torrelodones, Las Rozas, Majadahonda, El Plantío, La Florida, Pozuelo estación y Aravaca). El proyecto no salió adelante, agravándose los problemas de abastecimiento.
En 1962 se construye la presa actual, de poco más de 17 metros de alto y una capacidad de 120.000 metros cúbicos de agua, estación depuradora, grupo de elevación y depósito de regulación, para los usos previstos de abastecimiento y riego. Se mantuvo activa hasta la llegada de agua del Canal de Isabel II a finales de los años 80.
En 1955 la familia Enríquez vendió la casa-palacio y los jardines al INI (ahora SEPI), y en 1979 se vendió la titularidad de la presa y de los terrenos del embalse a una empresa que quebró, por lo que en 2014 el Ayuntamiento de Torrelodones los adquirió, con la concesión del aprovechamiento y el compromiso de su conservación.
Controversia: derrumbar la presa actual, siguiendo la normativa europea, (proyecto AMBER https://riosconvida.es/proyecto-amber-2/) que obliga a abatir los obstáculos superfluos que impiden conservar el caudal y la biodiversidad de los ríos o mantener, con el adecuado mantenimiento, la presa actual.
En 2022 el MITECO (Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico), dictó una Resolución de Extinción del derecho de aprovechamiento de aguas del arroyo de Trofas, tras comprobar la Confederación Hidrográfica del Tajo que se había interrumpido la explotación de forma permanente, desde 2019 y durante tres años consecutivos (Ley de Aguas y el Reglamento del Dominio Público Hidráulico). El Ayuntamiento de Torrelodones discrepa con la Confederación y asegura que en 2016 se instaló una toma de agua para llenar los camiones cisternas con los que se riegan parques y jardines, y ha expresado su voluntad de mantener la presa, para lo cual se ha solicitado una nueva concesión del agua para riego y para uso recreativo del embalse (pesca y deportes náuticos).
El pasado 24 de agosto, la Subdirección General de Espacios Protegidos de la Consejería de Medio Ambiente, Agricultura e Interior de la Comunidad de Madrid, emitió un informe favorable a la declaración de “Zona Especial de Protección Medioambiental” para las aguas del embalse de Los Peñascales, en Torrelodones, y su entorno. Ese informe se firma 14 días después de que la alcaldesa de Torrelodones, Almudena Negro, se reuniese con el Viceconsejero de Medio Ambiente y le solicitara la protección medioambiental del embalse.
Las asociaciones en defensa de la naturaleza manifiestan que la figura de “Zona Especial de Protección Medioambiental”, no existe en el ordenamiento de la Comunidad de Madrid, «por tanto carece de un régimen jurídico asignable.
Para conceder protección a una zona, debe adecuarse a alguna figura definida por la normativa regional, o estatal, y requiere seguir un procedimiento administrativo reglado, en el que siempre se contemplan periodos de información pública. Para esta figura, nada de esto existe. Es decir, el informe de la Subdirección General de Espacios Protegidos de la CAM no está asignando ninguna protección. Es una ficción, una decisión arbitraria», denuncian los colectivos ARBA, Asociación Ecologista del Jarama “El Soto”, Ecologistas en Acción de la Comunidad de Madrid, Grupo de Acción para el Medio Ambiente (GRAMA), Jarama Vivo y Liberum Natura.
Por otra parte, el embalse ya se localiza en una zona que cuenta con dos figuras de protección, el Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares (declarado por ley en 1985) y el espacio protegido Red Natura 2000, denominado Zona de Especial Conservación (ZEC) Cuenca del río Manzanares, declarada en 2014, fecha en la que también se aprobó su plan de gestión. En ningún documento de gestión ni de planificación del Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares, ni de la ZEC, a lo largo de este tiempo, se ha señalado el embalse de Los Peñascales como un enclave de relevancia natural. Por el contrario el plan de gestión menciona expresamente este embalse, como el responsable de los procesos erosivos en los márgenes del cauce del arroyo Trofa, dañando la vegetación de ribera, debido a las avenidas por la actividad de desembalse. Y, en relación a las directrices sobre la conservación de los recursos naturales, se recoge textualmente: “Se evitará la alteración hidrológica y geomorfológica de cauces fluviales, potenciando los procesos naturales de restauración fluvial”. Es decir, prioriza la restauración fluvial sobre cualquier alteración hidrológica, o sea sobre las infraestructuras fluviales.
«Lejos de lo que se afirma en el informe de la Subdirección General de Espacios Protegidos, la lámina de agua del embalse, de reducido tamaño (2 hectáreas), ni tiene “notable interés faunístico” ni “desempeña una función clave” para la nutria. El embalse es un foco de especies exóticas invasoras. Se ha documentado la presencia de cangrejo rojo americano, peces como percasol, black bass y carpa que han desplazo a todas las especies autóctonas. También se ha detectado galápago de Florida, cuya presencia supone un riesgo para especies autóctonas como el galápago leproso, prácticamente desaparecido.
En el informe del CSIC, se señalan diferentes fuentes de contaminación, la principal es el vertido de aguas urbanas residuales, pero también el orín y defecaciones de los perros que sus propietarios pasean por el entorno . El embalse recoge los sedimentos y las aguas procedentes de la EDAR de Hoyo de Manzanares (1.095.000 m3/año); estos vertidos explican las concentraciones elevadas de fósforo y nitrógeno, causantes de la fuerte eutrofización de la masa de agua, circunstancia que reduce la presencia de fauna acuática al disminuir el oxígeno en el agua.
Tal vez deberíamos hacer el análisis oportuno sosegadamente, teniendo en cuenta los datos y tomando decisiones a la luz de la razón y no de las emociones.
Continuamos ascendiendo por el arroyo de las Trofas, con una riqueza natural espectacular que permanece arrinconada entre las construcciones, pero, que os invito a observar y conocer para vuestro disfrute y para que también, nuestros hijos, los hijos de nuestros amigos, los hijos de los hijos… puedan contemplar y disfrutar de este espléndido entorno que, todavía, pervive.
Llegamos al punto de partida, con la satisfacción de que todavía quedan rincones en nuestros alrededores, asombrosamente dignos de ser admirados, a pesar de la poca importancia que damos en esta sociedad al medio natural que nos da soporte. Complacidos de la jornada, nos despedimos esperando encontrarnos pronto.