Para terminar el año caminero, nos dimos cita un día frío pero soleado en el aparcamiento del Valle de los Caídos, para dar un paseo por el magnífico entorno del valle de Cuelgamuros. Nuestro paseo consistió en recorrer, en camino de ida y vuelta, cuatro o cinco estaciones intermedias del vía crucis que jalona las cumbres del valle. Entre los pinos y los robles que pugnan por recuperar su territorio subimos y bajamos por el amplio camino de losas de granito y sus numerosos escalones, sobrecogidos por la belleza bruta de los roquedos y por la historia humana que se esconde en cada pieza de la obra construida. Subimos hasta la capilla del altar mayor, desde donde pudimos contemplar unas vistas impresionantes de la meseta madrileña y de las estribaciones serranas. Como testimonio de este paseo nos quedan las fotos de nuestra caminera Eulalia.