El Río Perales: último vestigio de los ecosistemas fluviales originales de la Sierra de Guadarrama.

Nos reunimos los camineros a la hora acordada en Navalagamella. La previsiones atmosféricas no eran muy halagüeñas, pero estábamos dispuestos a disfrutar del plan propuesto pese a los inconvenientes que se nos cruzaran en la jornada. No fue así, como mas tarde descubriríamos. Se nos regaló un día estupendo primaveral para nuestro regocijo.

José Luis Soriano, que iba a dirigir la marcha, nos comentó algunos apuntes sobre la Iglesia de Nuestra Señora de la Estrella construida entre los siglos XV y XVI, con una pila bautismal hecha en un solo bloque de granito. El campanario, una esbelta torre que sobresale por encima de los tejados del pueblo, es de estilo herreriano escurialense.

Luego, nos dirigimos hacia el primer punto de interés: la Posición Calvario.

Construida a  finales de 1938 por el ejército franquista, forma parte de un dispositivo mucho más amplio, extendííendose al este del casco urbano de Navalagamella, cuyo principal cometido era el control de la carretera. 

Posición Calvario

Estas fortificaciones eran estructuras capaces de aguantar los impactos de proyectiles y de almacenar armamento, agua, víveres y material sanitario, en cantidad suficiente para aguantar un asedio más o menos prolongado.   

Eulalia Ramírez, nuestra Presidenta, nos amplió y contextualizó su función. Navalagamella entró en la historia de la guerra civil española el 8 de noviembre de 1936, fecha del inicio de la Batalla de Madrid, que duró hasta el 23 de noviembre. Una vez tomada por la 7ª División del ejército sublevado, permaneció en poder del bando franquista hasta el final de la contienda.  El 6 de julio de 1937, Navalagamella vuelve a entrar en la crónica de la guerra, como uno de los enclaves destacados de la Batalla de Brunete (del 6 al 25 de julio de 1937) ya que fue bombardeada por la aviación gubernamental, sufriendo la destrucción de buena parte del municipio, a excepción de la iglesia de Nuestra Sra. de la Estrella. Valentín González, «El Campesino», al mando de la 10ª Brigada Mixta del Ejército Gubernamental español, tras la toma de Quijorna, intentó conquistar Navalagamella, pero no llegó más allá del río Perales. Tras la guerra, la Dirección General de Regiones Devastadas se encargó de la reconstrucción del pueblo.

Pozo de tirador.

Después de la Batalla de Brunete, el bando sublevado construyó varios fortines, entre los que destaca el más grande, la Posición Calvario, esta construcción defensiva, tipo blockhouse, enmascarada con el entorno, ya que imita el aspecto de las rocas circundantes, está situada en un promontorio para vigilar la carretera. Está formada por un núcleo central y dos fortificaciones semiesféricas, estando rodeado el conjunto por trincheras y pozos de tirador.  En esta batalla participaron en torno a 150.000 soldados, entre los que más de 40.000 bajas entre ambos ejércitos, también se la llamó la batalla de la sed, porque muchas de la bajas, se debieron a la falta de agua en medio de un julio abrasador.  

Proseguimos, espantando los aciagos recuerdos del sufrimiento vivido por nuestros antepasados y, atravesando la carretera nos encaminamos al encuentro del río Perales.

 

 

 

 

Un día precioso, en el que las nubes iban abriendo paso al cielo, que, todavía con timidez, comenzaba a asomar.

Llegamos a la conducción del canal que comunica el embalse de Picadas con Majadahonda y, continuamos hacia el encuentro del embalse Cerro Alarcón.

 

Llegamos al embalse admirando la belleza del paisaje. Ramón García Ada, nos comentó, ante un sauce masculino en floración, que los sauces florecen antes de desarrollar las hojas; sus flores, sencillas y diminutas, están reunidas en unas inflorescencias llamadas amentos y son unisexuales, es decir, solo tienen estambres que dan polen (flores masculinas) o, solo pistilos (flores femeninas). Son unisexuales dioicos, es decir, hay dos tipos de árboles: los que solo dan flores masculinas (árboles macho) y los que solo las dan femeninas (árboles hembra). Destacar que los sauces tienen gran capacidad de hibridación, y también, gran capacidad de reproducción vegetativa (sin la participación de semillas).

Embalse Cerro Alarcón.

José Luis Soriano, nos ilustró sobre los orígenes del embalse construido en 1970 sobre el río Perales, afluente del Alberche, por los promotores de la urbanización de Cerro Alarcón. De carácter privado, la concesión de su uso le fue dada al Club Náutico Cerro Alarcón cuyos socios eran fundamentalmente vecinos de la urbanización. Por dificultades económicas fue cedido a otro concesionario privado tras cuarenta años después de su construcción. En los años 1960-1970, muchas urbanizaciones se dotaron de pequeños embalses, que servían de reclamo para las distintas promotoras inmobiliarias.

Otros ejemplos de este tipo de embalses se encuentran en las urbanizaciones Molino de la Hoz (Las Rozas de Madrid), sobre el Guadarrama; Parquelagos (Galapagar), etc.

También nos explicó el grave problema que se plantea con un proyecto de construcción de un gran complejo turístico-deportivo-hostelero en la parcela del antiguo Club Náutico de Cerro Alarcón ubicada en Navalagamella (aunque la mayor parte de esta urbanización pertenece a Valdemorillo).  Vecinos, asociaciones y grupos ecologistas exigen a la Comunidad de Madrid que someta el proyecto a evaluación ambiental y, al Ayuntamiento de Navalagamella, que no conceda la licencia de obra, en un entorno de altísimo valor ambiental. Parte de la parcela es Zona de Especial Protección de Aves y Lugar de Importancia Comunitaria de los Encinares y Cuencas de los ríos Alberche y Cofio, respectivamente. Las asociaciones exigen también al Ayuntamiento de Valdemorillo que, como parte implicada, se pronuncie públicamente sobre el proyecto, especialmente por las afecciones al entorno natural y a la calidad de vida de numerosos vecinos de Valdemorillo. 

Sobre la importancia del río Perales destacar que discurre a lo largo de aproximadamente 35 km por el extremo suroccidental de Madrid. Su caudal, que depende principalmente de las  precipitaciones, presenta un fuerte estiaje, llegando incluso a secarse en verano en algunos de sus tramos. Sin embargo, desde el punto de vista medioambiental, es uno de los ríos mejor conservados de la región. Tiene una rica y variada vegetación de ribera. 

Enmarcado en un área de bosque mediterráneo, formados por especies de hojas pequeñas, duras y persistentes, capaces de adaptarse a un ecosistema que se caracteriza por las bajas precipitaciones, la sequedad ambiental y las temperaturas muy altas durante el verano. La encina (Quercus ilex) es la gran protagonista de este tipo de bosques y la especie arbórea más frecuente en la región madrileña, acompañada de enebros de miera (Juniperus oxycedrus), pinos piñoneros (Pinus pinea), quejigos (Quercus faginea), alcornoques (Quercus suber), arces de Montpellier (Acer monspessulanum), madroños (Arbutus unedo) o coscojas (Quercus coccifera). En enclaves umbrosos, donde las temperaturas son más suaves y se da una mayor pluviosidad, aparecen especies que son menos frecuentes en el resto de la provincia como el madroño (Arbutus unedo), la olivilla (Phyllirea angustifolia) o la cornicabra (Pistacia terebinthus). En las zonas más secas y expuestas se dan torviscos (Daphne gnidium) y aladiernos (Rhamnus alaternus), como antesala de orlas arbustivas y de matorrales compuestas, en  este tipo de suelos, por retamas, codesos, escobas y aliagas. Ya en los suelos más degradados se instalan los jarales, en los que predomina la jara pringosa (Cistus ladanifer).  

 

Esta zona es ZEPA (Zona de Especial Protección para las Aves) Encinares de los ríos Alberche y Cofio  IBA Áreas Importantes para las Aves. Por su extensión y estado de conservación, los encinares del suroeste de Madrid que se extienden por las cuencas de los ríos Alberche y Cofio, son el territorio de mayor biodiversidad de la Comunidad de Madrid. Un hábitat que resulta muy adecuado para numerosas especies de aves y que, de hecho, está incluido en la Zona de Especial Protección para las Aves del mismo nombre. El monte bravo mediterráneo, tanto en sus formaciones boscosas como en las manchas de matorral formadas por coscojales, retamares o jarales, constituyen el hábitat propio de las aves más emblemáticas de la región mediterránea como el águila imperial ibérica  en peligro de extinción.

 

 

Orilla del embalse de Cerro Alarcón.

 

 

 

 

 

 

En un descanso en el camino, Ramón nos comentó que las encinas llevan a cabo una fotosíntesis similar a la de las plantas de regiones áridas para evitar pérdidas de agua por transpiración, sobre todo en los meses más calurosos del año; durante el día, los estomas (poros), que solo están en la parte inferior de las hojas, permanecen cerrados y solo se abren durante la noche, cuando la evapotranspiración de agua se reduce al máximo; en las horas nocturnas fijan el dióxido de carbono atmosférico en forma de ácido málico que luego utilizan durante el día para completar el proceso fotosintético. Sobre las bellotas, nos explicó que hasta la llegada de la patata, las bellotas de encina se usaban como alimento en épocas de escasez o de hambruna; se remojaban el agua durante unos tres días para eliminar los taninos responsables de su amargor. A continuación, las bellotas se secaban y con frecuencia se molían para elaborar un pan a base de harina de bellotas tal cual o mezclada con harina de trigo.
Al cruzar una pasarela sobre un arroyo observamos un ejemplar de nabos del diablo (Oenanthe crocata), planta muy tóxica que puede llegar a ser mortal

Llegamos a una parte del río más abrupta, donde dominan unas preciosas hoces, el tiempo era estupendo y el sol nos acompañaba en algunas ocasiones. En este lugar, era donde estaban situados algunos de los molinos del río Perales. Estos molinos son de los denominados “molinos de cubo” que obtenían la potencia hidráulica de un depósito en forma de cubo que se llenaba de agua del cauce. Este mecanismo permitía disponer de fuerza motriz en ríos de poco cauce o grandes diferencias de caudal hídrico como es el caso.  Estos molinos formaban parte de una importante industria que buscaba la energía del agua para moler cereales y producir harina. El agua se interceptaba mediante una presa y se conducía hasta el molino a través de un canal o caz. Después caía por un cubo de presión, generalmente realizado en sillería, donde un mecanismo de rotación recibía el impulso del agua y lo transmitía a la muela superior. Como el río sólo adquiría suficiente caudal con las crecidas del invierno y la primavera, el molinero trabajaba la mitad del año.  La referencia más antigua a estos molinos del río Perales se encuentra en el Libro de la Montería de Alfonso XI.

En  el Catastro de La Ensenada de 1750 indica  que en Navalagamella, que entontes tenía 677 almas, existían 6 molinos harineros todos ellos de particulares a excepción de uno que pertenecía al Monasterio del Escorial. Una proporción de un molino por cada 100 habitantes.

 Por fin llegamos al puente del Pasadero. Nos explicaron brevemente el origen del puente que, aunque no está documentado,  se cree que es uno de los cinco puentes construidos durante la dominación islámica del centro de la Península Ibérica, a lo largo del camino que enlazaba Talamanca de Jarama con el Valle del Tiétar. Esta vía formaba parte del sistema defensivo de la Marca Media, cuyo fin era hacer frente a las avanzadillas cristianas durante la Reconquista, sirviendo de nexo de unión a las ciudadelas y atalayas de observación erigidas por los musulmanes. Tal hipótesis queda validada por la factura de tres de los puentes que actualmente se conservan. Tanto el del Pasadero, como el de la Alcanzarla (Galapagar) y el del Grajal (Colmenar Viejo), constan de un único arco de medio punto y presentan un ancho de tablero de medidas habitualmente utilizadas en los puentes árabes. El puente, de pequeñas dimensiones, se erige sobre un pequeño encajamiento del río Perales y cimenta su construcción de granito sobre roca natural. El único elemento que conserva de sillería es la bóveda de cañón de medio punto, de una sola rosca, sobre la que se apoyan los tímpanos de mampostería. Tanto el enlosado del pavimento como los pretiles se habían perdido con el paso del tiempo. El Puente del Pasadero fue restaurado en 2014 y ahora muestra su diseño original.

Allí, en los alrededores del puente, disfrutamos de un tentempié, reposando unos minutos hasta que procedimos a iniciar el regreso al punto de partida.

Ya en Navalagamella, nos despedimos hasta el próximo día 17 de Marzo, jornada muy importante para la Sociedad Caminera del Real de Manzanares, en la que junto a las siguientes asociaciones

-Madrid, Ciudadanía y Patrimonio

-Asociación Cultural el Ponderal

-Entorno Escorial

-Ïtaca

-Proyecto Verde

-Alana

-Grupo Correcaminos el Escorial

-Club Clístenes

-Asociación Cultural la Peña

-REVEN (Red Vecinal por Navalquejigo)

y Ecologistas en Acción Sierras Comunidad de Madrid

que defendemos nuestro patrimonio público,  bajo la coordinación estatal de la Plataforma Ibérica de los Caminos Públicos (PICP), la Federación Española de Deportes de Montaña (FEDME) y Ecologistas en Acción, que convocan en toda España el IV día de las Vías Pecuarias y Caminos Públicos, reivindicamos en esta ocasión en Galapagar y, de manera especial la apertura de la Colada de Las Latas, usurpada desde hace años por los propietarios de la finca colindante con esta colada, en el término municipal de Galapagar, actualmente  se trata de la sociedad Arroyo Torero SL.

Os esperamos a todos los amigos de los caminos públicos el domingo 17 de marzo en la Plaza de Galapagar a las 10 de la mañana, para juntos conseguir la recuperación para el uso público de la Colada de Las Latas.

 

 

 

 

YouTube
YouTube
Set Youtube Channel ID
Instagram