20161023_125008Con una lluvia persistente y un panorama poco prometedor, salimos desde Torrelodones, en autobús, hacia La Isla, el mismo lugar donde terminamos nuestra salida del mes de junio, para seguir nuestro recorrido por el camino carretero histórico que unía el palacio de La Granja con el monasterio de Santa María del Paular, ahora ocupado por monjes benedictinos, pero fundada en el siglo XIV como primera cartuja en el reino de Castilla.

En esta ocasión, después de dejar el bosque de roble de La Isla, fuimos dejando también atrás la lluvia, abriéndose un sol esplendoroso al llegar a Las Presillas. Después de contemplar el monasterio desde el hermoso puente de sillería de granito de El Perdón, atravesamos, entre la vegetación de ribera con los amarillos, dorados, y ocres resplandecientes de las hojas de fresnos y chopos y los bermellones y naranjas de escaramujos y majuelos, la preciosa finca de Los Batanes, una de las tantas posesiones del monasterio que, con su riqueza y con la laboriosidad de los monjes cartujos que la fundaron, hicieron de este lugar un importante núcleo industrial. Pudimos contemplar los restos de las obras hidráulicas que conducían el agua del Lozoya y del Aguilón hacia los batanes, que fueron también, a lo largo de la historia, molino harinero y fábrica de papel.

Nos acercamos también a contemplar el curioso paraje del bosque finlandés, con su lago y sus ánades, sus abetos y abedules, su embarcadero y su sauna. Después, siguiendo el Camino Natural del Valle del Lozoya, entre los prados de vacas y caballos de este amplio valle del Lozoya, pasando por las pintorescas poblaciones de Oteruelo y Alameda, llegamos hasta Pinilla del Valle, desde donde retomamos el viaje de vuelta a Torrelodones.

Para aquellos que no se atrevieron a acompañarnos, dejamos aquí algunas fotos y en este enlace podéis ver más: La Isla – Pinilla del Valle

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