El pasado domingo visitamos, junto con los compañeros de Proyecto Verde y otros grupos de la localidad, el entorno minero y caminero de Colmenarejo, en especial la Mina de cobre Antigua Pilar.

Nos reunimos a la hora establecida a las puertas de la Universidad Carlos III en la sede de Colmenarejo. Buen ambiente, abrazos de amigas y compañeros. Organizaban la marcha por parte de la Sociedad Caminera Rosa y Carlos Sanjuan, por parte de Proyecto Verde Colmenarejo, nos acompañaba Carlos González Amezúa, y Coralie Martí, entre otras muchas. Carlos González, es coautor de un libro sobre la Minería Histórica de Colmenarejo, que podéis descargaros gratuitamente en el siguiente enlace de Proyecto Verde Colmenarejo: https://proyectoverde.eu/recuperando-la-historia-la-mineria-en-colmenarejo/#more-1064

En la presentación de la marcha, también comentamos nuestra perplejidad y preocupación, ante la intención de Vías Pecuarias de la Comunidad Autónoma de Madrid, de autorizar la “transformación” de tres vías pecuarias en una carretera de conexión para conectar con la M-503. Las vías pecuarias afectadas son el Cordel de la Espernada, la Vereda del Madroñal y la Colada de la Venta de San Antonio. Además, se vería perjudicada esta zona del Parque Regional curso medio del Río Guadarrama.

Estamos promoviendo la firma de una carta por parte de varias asociaciones explicando las razones, por las cuales, demostramos que el patrimonio natural de vías pecuarias, y las condiciones medioambientales del parque Regional del Guadarrama, desaconsejan radicalmente esta apuesta por multiplicar el tránsito de vehículos por esta zona, más aún, en un periodo de grave crisis climática.

En breve publicaremos el texto en esta página  web.

Comenzamos el camino por el Cordel de la Espernada. La mañana era buena, aunque el viento sahariano y el polvo, no permitían dilucidar la nitidez habitual y el cielo incomparable que, habitualmente, disfrutamos por estos lares. Sin embargo, no era impedimento para admirar la primavera que extendía su polícromo manto en derredor.

 

Foto de José Enguídanos para el folleto municipal Mina de cobre “Antigua Pilar” Colmenarejo

 

 

Llegamos al punto donde se encontraba la antigua fundición. Desgraciadamente, hoy apenas quedan en pie unos cuantos de sus muros conviviendo con un amasijo de escombros, testigos de lo que en su día fue. Carlos González nos explicó, que constaba de dos recintos anejos pero independientes, el mayor, posiblemente destinado al taller de estrío, trituración y concentración. A través de él, se accedía a la zona de fundición donde se encontrarían los hornos.

 

También nos habló de la figura de Buenaventura Santos Matute, personaje singular, que se entregó en cuerpo y alma a la explotación productiva de la minería en la zona, persiguiendo un sueño que acabaría por devorar el final de su vida y el futuro de su hija.  Buenaventura, del que tenemos referencia de su asentamiento en Colmenarejo sobre 1898 atrajo la atención de  personalidades de la ciencia, la cultura y la aristocracia; con una esmerada formación, viajó por Europa a conocer explotaciones mineras en Noruega, y, posiblemente, en aquellos tiempos se manejaba en varios idiomas. Fue persona de confianza de empresarios nacionales y extranjeros. También fue el hombre que abandonó una prometedora carrera en la función pública (se sabe que era funcionario del Ministerio de Hacienda), y, cuando describía su profesión en cualquier documento oficial, no consignaba “funcionario” ni “técnico, industrial” ni “director de mina”; Ventura solo escribía: “minero. Esas notas a “vuelapié” nos las dió Carlos González in situ, atisbando las ruinas de la fundición. No he podido, por menos, que dirigirme al libro del que es copartícipe, y, os confieso que no he podido despegarme de sus páginas, son una maravilla para todos, pero los que habitamos en estos parajes, nos vemos sumergidos en un viaje en el tiempo, disfrutando de las imaginarias vidas y peripecias que otras mujeres y hombres, probablemente han sentido/sufrido/padecido en estos parajes. Os aconsejo su lectura, de corazón.

Proseguimos la marcha, ya por la colada del burro, hasta encontrarnos con lo que es ahora una escombrera. que tiene escondido entre un enebro crecido en plena roca un mojón con la inscripción de “Bedado de caza menor”, y en la otra cara Carlos IV con la corona real, demarcando el coto real de caza. Ya sabemos que los Borbones han sido, desde siempre, grandes aficionados a la caza y, en el caso de Carlos IV, era una obsesión enfermiza, dedicando todas sus energías a esta distracción.

Más adelante, nos detuvimos, en medio de un esplendoroso mar amarillo a recibir las explicaciones de Ramón García Ada, como siempre tan gentil, en la divulgación y conocimiento de las especies vegetales que nos encontramos. Comentó que la multitud de flores amarillas que tapizaban el terreno eran jaramagos, plantas pertenecientes a la familia Crucíferas (la mayoría son especies de los géneros Diplotaxis y Sisymbrium), que florecen masivamente al principio de la primavera; sus hojas basales en muchos casos son comestibles como verdura, pero conviene recolectarlas antes de que las plantas florezcan porque para entonces, comienzan a estropearse. También comentó que, antiguamente, cuando se cocinaba con leña de encina, la ceniza resultante se usaba como abono o para elaborar “lejía de ceniza”. La ceniza de encina y de roble (tenía que proceder de maderas duras; la de pino o de otras maderas mas blandas se desechaba) contiene carbonato potásico y en contacto con el agua se transforma en hidróxido potásico o potasa cáustica, similar a la sosa cáustica. Tras lavar la ropa blanca con jabón se colocaba en un recipiente adecuado, se cubría con un lienzo encima del cual se colocaba la ceniza y, se añadía agua caliente, que al filtrarse actuaba como agente blanqueante. De esta costumbre de “colar” la ceniza ha llegado hasta nuestros días el “hacer la colada” como sinónimo de lavar la ropa. En los terrenos yesíferos como lo son en el sureste madrileño (Chinchón, Aranjuez, Ciempozuelos, etc.) crecen espontáneamente y se cultivaron en el pasado durante siglos, las llamadas plantas barrilleras, fundamentalmente las especies Salsola kali (de Kalium = potasio) y Salsola soda (de sodio); sus cenizas constituían las llamadas barrillas españolas, ricas en sosa y potasa, y muy afamadas; durante siglos se exportaron a toda Europa para blanquear la ropa y fabricar jabón.

Vimos varios vivares, conejeras o majanos, formados por bloques rocosos amontonados y cubiertos con ramas, donde se instalaban conejos que al reproducirse en su interior eran fuente de alimento (se capturaban colocando lazos corredizos en las aberturas que se dejaban para permitir la entrada y salida de los animales). Carlos González comentó que en muchas zonas de Colmenarejo existen instalaciones de este tipo bastante antiguas y añadió que en el pasado, cuando una mujer con hijos quedaba viuda, con frecuencia se le concedía la explotación de una conejera como ayuda a su subsistencia.

Asimismo, Carlos nos comentó que el topónimo de Galapagar, se debe a los galápagos, no a los animales con coraza, sino a los lingotes, de zonas mineras que en la antigüedad, tenían forma de torta o caparazón de tortuga, denominándolos galápagos. Hay muestras de estos galápagos, para el que quiera saciar su curiosidad en el Museo Naval de Madrid.

folleto municipal Mina de cobre “Antigua Pilar” Colmenarejo

Continuamos el camino hasta llegar a la antigua mina Pilar. Conjunto que consta de cinco pozos y varios recintos, uno de ellos para pernoctar los peones. El pozo principal está cubierto con un enrejado, ya que hace pocos años, la Comunidad Autónoma de Madrid, emprendió una obras, que bajo el objetivo de una mayor seguridad, arrasó con los vestigios de las zonas mineras, sin un mínimo plan de recuperación de alguno de estos testigos de nuestro patrimonio minero.

La extracción de minera en esta mina, se paraliza en 1909, cuando un incendio destruye la escalinata y entibaciones (estructuras que impiden el derrumbe) del pozo maestro.

Ventura Santos elabora un informe completo buscando inversores, mientras, se dedica a la ingrata y penosa labor de mantenimiento. Contando solo con la ayuda de un peón, achicaba el agua diariamente, evitando que la mina se anegara con la esperanza de verla de nuevo produciendo cobre.

Como detalle peculiar, nos contaron, que es la única mina en la Comunidad de Madrid con malacate (Máquina a manera de cabrestante, usada en las minas para sacar minerales y agua y, bajar o subir a los mineros). Actualmente no se puede visitar el pozo principal, pero existen fotos y vídeos de esta maravilla en https://espeleofoto.wixsite.com/website/blank?wix-vod-video-id=62ba1e5c89f64a40a24e54a139f2a738&wix-vod-comp-id=comp-jnek5xcr

También se no explicó, que a pesar de que no está exactamente documentada, hay indicios que muestran que la zona fuera ya explotada desde el Calcolítico y posteriormente por todos sus pobladores, incluyendo romanos, visigodos, etc. Los vestigios del empedrado de algunos caminos, y el grado de su inclinación, dirigiéndose hacia corrientes de agua que ayuden al transporte del material, nos llevan a la conclusión de una explotación duradera en tiempos en que los romanos colonizaron la península ibérica.

Descendimos por el camino un poco resbaladizo, donde las abundantes aguas caídas han dibujado torrenteras profundas con tierra descarnada. El campo estaba en su esplendor primaveral y no podíamos separarnos de la idea de otros paisanos pisando estas veredas.

Llegamos hasta un arroyo y, mientras parábamos un momento a tomar el piscolabis, hicimos limpieza del lugar, atestado de tiestos y otros elementos de un vivero abandonado al margen del arroyo de la Fuente de la Mina. Una falta de responsabilidad abandonar el lugar lleno de residuos de elementos que se han utilizado y otra falta de responsabilidad del Ayuntamiento y Comunidad Autónoma, por no exigírselo. En el camino de regreso al punto de inicio, vimos numerosas conejeras como las descritas al principio.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Arroyo de la mina.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Llegamos al punto de partida, y procedimos a arrojar las grandes bolsas de basura recogidas en los contenedores correspondientes. Después de un minuto de calma, celebramos con entusiasmo la jornada, la excelente compañía, el viaje en el tiempo, tantas sensaciones… y, sobre todo, agradecidos a Rosa y Carlos Sanjuán que propusieron el recorrido, a las extraordinarias aportaciones de Carlos González y a la estupenda contribución de Ramón García Ada. Con todas vosotras y vosotros, es un placer disfrutar de planes que nos ayuden a conocer nuestro entorno y su contexto histórico y ambiental, y, también, el mundo de flora y fauna que sobrevive, todavía, con nosotras.

No puedo dejar de recordaros que el estupendo libro LA MINERÍA HISTÓRICA EN COLMENAREJO, está accesible y gratuito en la página web de Proyecto Verde Colmenarejo en el enlace que he puesto al principio.

Y también recordar a todos, que próximamente tendremos una cita, nuevamente en estos lugares, para reclamar nuestras vías pecuarias como uso ganadero y transeúnte, y que el dinero planificado para este despropósito, se invierta en conservar y divulgar el patrimonio histórico minero de la zona.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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