Con un sol radiante que nos acompañó durante todo este paseo del primer día del invierno, unas sesenta personas nos reunimos junto a la Casa del Hito para disfrutar de unas maravillosas vistas del Monte de El Pardo y de la Sierra del Hoyo, en una marcha circular por terrenos de Torrelodones y Hoyo de Manzanares.
En la Casa del Hito, nuestro compañero caminero Alberto del Río nos explicó el nombre de esta puerta del Monte de El Pardo, por el mojón que señala los términos municipales de Madrid y de Torrelodones. Esta carretera fue durante siglos el camino que utilizaron los vecinos de Hoyo de Manzanares para llevar con sus carretas la leña y el carbón hacia la capital, y tuvo también una importancia muy relevante durante la Guerra Civil, cuando se utilizó para acceder desde la capital hacia el frente de la Sierra de Guadarrama mientras estuvo cortada la carretera de La Coruña.
Desde este punto seguimos el camino que atraviesa la finca de El Pendolero, la residencia veraniega de Gabriel Maura, primer duque de Maura e hijo del político conservador Antonio Maura, fallecido en otra de las grandes fincas de este entorno, el Canto del Pico, de su amigo el conde de las Almenas, y de la que también pudimos apreciar unas interesantes vistas.
Por entre un denso bosque de encina (pequeñas, ya que como nos explicó Alberto, la zona quedó completamente pelada tras la guerra) y fundamentalmente de enebros, tan característicos del paisaje de Hoyo de Manzanares, y de los que pudimos observar algún ejemplar de porte considerable, llegamos hasta la mina de Cantos Negros, donde nuestro compañero caminero Felipe nos contó sus recuerdos de la explotación de esta mina de wolframio, de la que realizó, a mediados del siglo pasado, el transformador y otras construcciones.
Seguimos a continuación una estrecha vereda paralela al Arroyo de Trofas y su importante bosque de galería, hasta llegar de nuevo a la carretera de Torrelodones a El Pardo, dando así por finalizado el último paseo de este año 2014. Es de destacar los extraordinarios paisajes de los que podemos disfrutar todavía, a pesar de la gran presión urbanística de esta zona. Esperemos que no veamos peligrar la protección de que gozan estos montes de Hoyo y Torrelodones, ahora que el futuro del Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares, al que pertenecen, pende de un hilo.