Vecinos del pueblo abulense y científicos reclaman elevar la protección del bosque milenario, sometido a una alta presión turística. La plataforma ecologista Salvemos El Castañar calcula que, en temporada alta, pueden acudir cerca de mil personas al día.
Las raíces están quedando descubiertas. Es difícil sortearlas, se cruzan por las veredas generando trazos curvos en el suelo que invitan a pensar que algo no está yendo bien. El Castañar de El Tiemblo (Ávila) es un paraje peculiar, un ecosistema propio que ha resistido al paso del tiempo, pero que se ve amenazado por la sobreexplotación turística del entorno. En la entrada, un parking en mitad del Valle de Iruelas, hay un par de mesas de mármol que simbolizan en qué se ha convertido el lugar. «Están gestionando una reserva natural como si fuera un merendero», dice Ana Reviejo, portavoz de la Plataforma Salvemos El Castañar. Los cálculos de esta organización vecinal, sacados de los datos del Ayuntamiento, señalan que en temporada alta pueden subir hasta 600 coches diarios, lo que equivale a cerca de un millar de turistas en busca de una foto otoñal.
La presión humana, principalmente causada por el turismo y el pastoreo de la zona, está erosionando la tierra hasta tal punto que, lo que hace unas décadas eran veredas estrechas por donde sólo podía caminar una persona, hoy son caminos amplios por donde amplios grupos de personas pueden pasear sin problemas. Antonio Hernández lleva viviendo más de sesenta años en El Tiemblo y explica a Público cómo ha cambiado el entorno. «Por donde vamos andando ahora mismo, antes estaba todo cubierto de vegetación y helechos», cuenta mientras señala el camino. Este vecino, también integrante de la plataforma, pone el foco en la administración y la mala gestión de un entorno único en la Sierra de Gredos. «No hay controles, si acaso en la entrada, y al final la gente viene y camina por donde quiere. Se salen de las sendas para hacerse fotos con los árboles y eso termina afectando gravemente al estado del suelo», narra, mientras otra vecina que escucha interrumpe para mencionar que han llegado a ver carreras de bicicletas y motos publicadas en las redes sociales.
La turbera que había en el seno del castañar ya ha desaparecido, según el CSIC José Antonio López Sáez, científico titular del Instituto de Historia del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), explica a Público que se trata de un ecosistema propio, «un bosque reléctico que lleva allí por lo menos tres mil años». El experto, que recientemente envió una carta a las autoridades autonómicas para pedir que se eleve la protección del entorno, indica que la presión turística y las prácticas ganaderas descontroladas ya ha dejado unas consecuencias irreversibles: la turbera que había en el seno del castañar, un ecosistema subterráneo protegido por la Red Natura 2000, ya ha desaparecido.
VÍDEO: NÚRIA MARTÍNEZ Y JAIME GARCÍA-MORATO
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