Después de una semana de mucha lluvia, este domingo nos dio una tregua para que pudiésemos disfrutar del entorno tan privilegiado del monte Abantos, con una temperatura inmejorable.
Unos cincuenta camineros nos juntamos al pie de la carretera que sube hacia el Centro de Educación Ambiental Arboreto Luis Ceballos para seguir a nuestro guía de esta ocasión, Jesús, que nos había preparado esta ruta como homenaje al insigne ingeniero de montes y pionero de las modernas reforestaciones del bosque mediterráneo Luis Ceballos y Fernández de Córdoba, que fue profesor de la Escuela de Ingenieros de Montes. Había nacido en El Escorial porque su padre, Luis Ceballos Medrano era también profesor de esta escuela, cuando se hallaba alojada en la Casa de Oficios del Monasterio que es actualmente la Casa de Cultura.
Empezamos subiendo por la carretera, desviándonos después por sendas y veredas hasta llegar a la valla de la Basílica del Valle de los Caídos. Allí, Ángel nos explicó la etimología de Cuelgamuros, proveniente del topónimo medieval de este valle (Cuelgamoros) y después de dar cuenta del bocadillo retornamos de vuelta por las mismas sendas.
En el recorrido pudimos disfrutar, además de los ejemplares de las distintas especies utilizadas en las prácticas de las reforestaciones (pinos resineros, cedros, arizónicas), de la esplendorosa vegetación que ha brotado con toda la lluvia caída estos días atrás: las jaras en flor, los brotes tiernos de los fresnos, y multitud de flores silvestres: orquídeas, jacintos, margaritas, dientes de león, botón de oro, etc. Avanzamos un buen trecho acompañados del sonido del arroyo del Barrancón, que nos lo puso un poco difícil para dejarse cruzar, y alguno se mojó los pies algo más de lo deseado.
Y por supuesto, como siempre que subimos por estos parajes, pudimos contemplar las magníficas dehesas de que se extienden al pie del monte Abantos y las inmejorables vistas que se extienden hasta la capital y más allá.
