Silencioso, bajando de los Cotos

por el camino largo del Pinar,

después de cruzar tollas y senderos

en lento caminar,

a través de la umbría de los pinos

vi del valle el alegre clarear…”

Eduardo Alfonso (1929)

 

Para despedirnos hasta la vuelta del verano, José Luis nos preparó una bellísima ruta por la cuenca alta del río Lozoya, bajando como dice el poema desde los Cotos, por la umbría del pinar, hasta el paraje conocido como La Isla, en Rascafría. Para ello, seguimos más o menos el antiguo camino carretero del siglo XVIII que unía el monasterio de El Paular con el palacio de La Granja. Testigos de este camino son algunos trozos del empedrado original que pudimos ver, así como el recientemente restaurado puente de la Angostura.

Iniciamos el paseo ascendiendo por la loma del Noruego para dirigirnos después hacia el refugio del Pingarrón, desde donde disfrutamos de las espectaculares vistas del macizo de Peñalara, de las Cabezas de Hierro y del valle del Lozoya. Desde allí, descendimos por un senderito hasta el arroyo de las Guarramillas. Y desde aquí, todo el resto del paseo transcurrió con el amable sonido de fondo de las aguas frescas del arroyo de la Angostura, que discurren bajo la sombra de los hermosos ejemplares de pino silvestre de estos montes. Y entre ellos, los rebollos que pugnan por recuperar su espacio, entre una frondosa alfombra de helechos salpicada aquí y allá por el verde lustroso de los acebos, y, en la solana, el amarillo brillante de las genistas con su perfume de miel.

Y así llegamos hasta las impresionantes vistas de la presa del Pradillo, y la zona recreativa de La Isla, donde nos esperaba el autobús con el que volvimos hasta Torrelodones.

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Para ver todo el reportaje fotográfico, pincha aquí: https://drive.google.com/folderview?id=0B-Q3d-bgdBW0M1JSRVhXc2JXTWs&usp=sharing

 

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