Nos encontramos a la hora acordada, dispuestos a disfrutar de la jornada que teníamos por delante. La convocatoria, ya mencionaba que íbamos a conocer varias callejas cercanas a Peralejo  Arrancamos enseguida, para hacer la introducción fuera del núcleo urbano, en la calleja que recorreríamos. José Luis Soriano que conducía la marcha nos explicó algunos detalles de la zona y su devenir histórico.

Peralejo, Campillo, y Navalquejigo eran poblados independientes; con la construcción del Monasterio de El Escorial y la Gran Cerca bajo las órdenes de Felipe II, El Campillo se convirtió en residencia real, desalojando a sus habitantes. Peralejo y Navalquejigo, al estar fuera de la Gran Cerca, siguieron como poblados independientes. Más tarde, se convirtieron en pedanías de el Escorial. En concreto, Peralejo, se incorporó a El Escorial en 1896.

Las callejas, por las cuales se desarrollaría nuestro recorrido, son caminos  entre muros de mampostería de piedra seca, que servían para comunicar poblaciones: Monesterio, Campillo, Navalquejigo, Peralejo…

El municipio del Escorial, tiene hecho el inventario de caminos públicos, (no hay muchos municipios que tengan esta obligación cumplida y reflejada en su patrimonio), se hizo en el último mandato, aunque no está acabado el procedimiento administrativo. El Escorial, tiene más de 25 caminos usurpados, algunos se han recuperado, como el de las Zorreras, gracias al trabajo de su excepcional archivera, historiadores, asociaciones para recuperar los caminos y, sobre todo su exconcejala Mara Hernández Sánchez, que será Premio Caminero 2023 por su trabajo en defensa de los caminos públicos. Hay otro camino, el de los Ermitaños, cuya recuperación se inició también por esta exconcejala y esperamos que pronto finalice el procedimiento administrativo para su apertura.

Los camineros conocemos bien la problemática de los caminos cerrados, el abuso de los propietarios que no respetan los caminos públicos, que oKupan bienes que nos pertenecen a todos. Debido a estos usurpadores, no pudimos hacer una ruta circular, con lo cual recorreríamos una calleja y volveríamos por el mismo trazado para iniciar otro recorrido en otra dirección.

En el entorno se encuentran canteras de granito que sirvieron, entre otras, para construir el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. Dice la tradición, que del granito de Peralejo salieron 6 Reyes y un Santo, por las 6 estatuas grandiosas de Reyes, talladas por Juan Bautista Monegro que flanquean la entrada a la basílica del Monasterio en el Patio de los Reyes y la de San Lorenzo, situada en una hornacina en la puerta principal del Monasterio.

En Peralejo, estuvo durante unos años el Centro de Naturaleza Cañada Real, para observar, principalmente, el hábitat vegetal y animal de la Sierra del Guadarrama como lobos, burros, cabras hispánicas, jabalíes o buitres. Este centro se cerró y ya no existe en la actualidad.

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De Peralejo queda el conjunto de la iglesia rehabilitada, en la que se pueden observar cigüeñas y algunas de las antiguas casas de piedra.

 

 

 

Continuamos el tramo, para detenernos a escuchar las explicaciones de nuestro compañero Ignacio Cascajero sobre las dehesas ganaderas que atravesábamos.

Las dehesas de fresno, creadas por el hombre, cumplen un papel muy importante para el ganado, les aportan sombra en verano, y, a finales de verano, cuando el pasto escasea, les aportan alimento, las vacas comen las ramitas más jóvenes, mientras que  los caballos disfrutan de la corteza exterior de las ramas más vigorosas. Por eso, en las dehesas se realizaban las labores del desmoche del fresno, cortaban las ramas altas, dando una apariencia muy singular a los fresnos: troncos muy gruesos con final de «cabeza de gato». Esta  tarea se repetía en cada árbol, cada 6-8 años, cuando las ramas tienen una cierta entidad.

Antes, el ganado era un elemento importantísimo en estas poblaciones, ahora la vida ha cambiado y el ganado en extensivo ha disminuido muchísimo, por ello existe una discusión sobre si hay que seguir haciendo este cuidado o no. Parece haber consenso en que los árboles que se han cuidado así, hay que seguir realizando estos trabajos de poda, para evitar que se rompan las ramas y se haga daño a la cabeza de gato, ya que al resquebrajarse las ramas, las heridas del árbol suponen un punto de fragilidad donde son atacadas por hongos y otras plagas. Sin embargo, si no hay uso ganadero, los fresnos que no se han podado de esta forma, ya no se podan.

Reanudamos el paso por la calleja, el sol nos acompañaba, el día proseguía con nosotros, disfrutábamos del camino, de la compañía, de la dehesa continuada, de los muros de piedra seca que se prolongaban «ad eternum», revelándonos un detalle nuevo: el reflejo del sol, el musgo, las lajas de piedra; las Machotas, escoltándonos; deliciosa mañana para los caminantes, deleite de la vida que se desparrama a tu alrededor y tienes que estar ojo avizor para disfrutar de lo extraordinario que nos rodea… 

Antes de encontrar la carretera que une Valdemorillo con El Escorial, y que los coches nos estropearan esta idílica comunión con los caminos, regresamos hasta el punto de partida para iniciar otro tramo de las singulares callejas de Peralejo.

Reiniciamos la marcha por una calleja en dirección a las Machotas; nos detuvimos en la observación de las agallas en los robles melojos. Además del fruto del roble, la bellota, hay unas excrecencias esféricas (cecidias o agallas), tumores producidos al defenderse el árbol de las larvas depositadas por pequeños insectos himenópteros (avispas) en sus tallos. La agalla desarrolla unos tejidos vegetales para alimento, protección de las larvas, y protección del árbol frente a las larvas. Se han usado para prender fuego, como tinte y por sus efectos astringentes.

También pueden convertirse en un recurso alimenticio para algunas especies de aves: herrerillos y carboneros y también piquituertos. Todos estos pajarillos acceden al interior de las agallas para alimentarse de las larvas que contienen.

Pasamos por una finca con unas cabritillas que nos miraban curiosas, para más adelante encontrar burros y caballos que interrumpieron su tranquilidad para acercarse con interés a nuestro grupo, por si había alguna propina alimenticia destinada a ellos.

Finalmente, nos zambullimos  por una calleja no transitada, otro ejemplo de usurpación de caminos. Más adentro el muro de piedra era un deleite.

Aquellas manos acostumbradas a sacar belleza del arte de hacer una valla con piedras de granito, materia de la que se disponía en abundancia en la Sierra de Guadarrama, y el saber popular, la convertía en un espectáculo digno de admiración.

Algunos pensaban que las gentes con menos recursos no valoraban la belleza en sus quehaceres, no hay nada como detenerse a observar estos pequeños detalles que han quedado como testigos de sus labores, que además de eficacia nos transmiten la importancia de la belleza en cualquier labor realizada por el hombre desde más allá de los tiempos.

Finalmente, regresamos al punto de partida para despedirnos hasta la próxima jornada en la que nos encontremos para andar, disfrutar y aprender.

 

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