Fin de semana cultural: visitando nuestro patrimonio histórico, natural y cultural.

15 y 16 de Abril de 2023

Fue un fin de semana magnífico, por la compañía caminera y porque tuvimos la oportunidad de conocer en profundidad el patrimonio cultural y natural de la zona del Campo de Calatrava. Agradecer el enorme esfuerzo que ha supuesto para M. José, Carlos, Miguel, Cesar…, compañeros de la Junta Directiva la organización del evento, y, a los participantes que contribuyeron a que todo saliera redondo.

Nos encontramos en Torrelodones, para coger el autobús muy temprano, despuntando el sol por el horizonte, marcándonos la dirección hacia donde nos dirigíamos.

Después de la parada de rigor, continuamos hasta las inmediaciones del Sacro-convento y castillo de Calatrava la Nueva. Allí ascendía un camino histórico que data de 1572 , realizado para que Felipe II, accediera a la fortaleza. A dicho camino, confundiendo el acceso del turismo y la conservación de nuestro patrimonio caminero, le han recubierto de fina arena amarilla, que impedirá su recorrido  a pie, cuando los vehículos y autobuses discurran por el mismo y levanten una tremenda polvareda. El patrimonio caminero es el gran desconocido de las administraciones, que por contra, tienen la responsabilidad de su cuidado y conservación. 

Coronamos el último tramo del ascenso al castillo,  una fortaleza impresionante de piedra sobre el cénit en la montaña de roca, franqueando la primera muralla por la Puerta del Rastrillo. 

 

 

 

 

 

 

 

 

El castillo se construyó sobre un cerro de cuarcita armoricana, por los caballeros calatravos y los tres mil esclavos como mano de obra tomados en la batalla de las Navas de Tolosa en 1212, después pasó a ser la sede de la Orden de Calatrava. La Orden de Calatrava fue una orden religiosa y militar fundada en el Reino de Castilla en el siglo XII. Dicha Orden y el Castillo, por su posición estratégica, tuvieron una singular importancia, como frontera y paso, en plena reconquista, entre tierras musulmanas y cristianas.

 

Estuvimos toda la mañana explorando el recinto, las calles de los artesanos, los molinos, los hornos, la hospedería, la iglesia, el convento, el cementerio… de todas las estancias el guía nos daba detalles, no sólo de cómo eran o su disposición, sino que nos contextualizaba cómo podría ser la vida de esas gentes en aquella época, su vida, su trabajo, su supervivencia…  un magnífico guía, Luis, que conseguía que nos asomáramos a las peripecias que vivían aquellos hombres y mujeres.

 

 

Acabada la mañana fuimos a Almagro, después de comer nos esperaba una tarde para conocer Almagro, y su devenir histórico.

El nombre, Almagro, parece derivar de Al-Magra (término árabe, allá donde la tierra es roja), aludiendo a la característica arcilla rojiza de la zona, de color almagre, presente en la plaza Mayor y otros edificios del municipio.

La plaza es de enormes dimensiones, ya que albergaba un zoco y se celebraban dos ferias anuales. Allí se encuentra el Corral de Comedias construido en 1628 por Leonardo de Oviedo en el patio del antiguo mesón El Toro, motivo por el cual sus elementos arquitectónicos responden a su doble funcionalidad, como mesón y como teatro. Después de que Luis, nuestro guía, nos “interpretara” las escenas y los personajes que deambulaban en esta reliquia del teatro en España, relatándonos algunas curiosidades, hoy en día, inimaginables, como que las mujeres no podían entrar, en los primeros tiempos, en el Corral de Comedias, o, que en Almagro, las mujeres llegaron a pagar tributo como una especie de diezmo por no ser violadas, o que el personal se “aliviaba” en cualquier rincón del Corral de Comedias en las funciones que duraban entre 6 y 8 horas….un rosario de anécdotas que nos hicieron disfrutar de lo lindo.

Seguimos visitando el Teatro de Almagro, construido por la nobleza después de que el Corral de Comedias se cerrara por orden de Felipe V en 1820, por insalubridad y riesgo de plagas. Un teatro precioso donde la nobleza hacía ostentación de su riqueza, y que se conserva en uso en esta ciudad.

Después de pasear Almagro, procedimos a cenar, departir y, algunos, saborear una ginebra artesanal en buena compañía.

Al día siguiente, todavía nos esperaban más tesoros del Campo de Calatrava.

Comenzamos con el yacimiento arqueológico de Oreto y Zuqueca en una encrucijada de caminos y vías pecuarias que unen Andalucía, a través de Calzada y Puertollano, con la Submeseta norte y el Levante, a través de Manzanares y Valdepeñas.

En sus cercanías se sitúan el Cerro de Oreto que contiene las ruinas de la capital de la Oretania,  (provincia romana); el Cerro de los Obispos, un importante yacimiento ibérico en cuyas laderas aparecieron algunos enterramientos atribuidos a los obispos visigodos y varias necrópolis tardorromanas.

Sus restos van desde mediados del primer Milenio a. C. hasta su decadencia en época musulmana a mediados del siglo IX d. C. Encontramos restos de todas las culturas: iberos, romanos, los primeros cristianos, los visigodos, los musulmanes y los cristianos tras la batalla de las Navas de Tolosa.   A destacar la falta de medios del yacimiento, de la excavación y de la divulgación.

Proseguimos hacia Granátula de Calatrava para ver el Museo Casa de Espartero, ciudad donde nació Baldomero Espartero, combatiente en tres de los cuatro conflictos más importantes de España en el siglo XIX, fue soldado en la guerra contra la invasión francesa, oficial durante la guerra de independencia del Perú y general en jefe en la ya mencionada primera guerra carlista. Vivió en Cádiz el nacimiento del liberalismo español. Fue dos veces presidente del Consejo de Ministros y llegó a la jefatura del Estado como regente durante la minoría de edad de Isabel II. Personaje controvertido, que mandó bombardear Barcelona, incluso rechazó la Corona de España.

La casa museo es interesante, el mismo lugar don vivió de niño y, donde guardan copias de documentos de la vida de Espartero y otros interesantes sobre la vida de las gentes del pueblo en aquellos años.

Seguimos hacia el volcán del Cerro Gordo.

La región volcánica del Campo de Calatrava constituye junto con Olot (Gerona) y Cabo de Gata (Almería) una de las tres zonas de vulcanismo reciente más importantes de la Península Ibérica. Se extiende en una superficie 5.000 km2 y 332 edificios volcánicos diferenciados. Esta visita fue muy didáctica y sorprendente. Nos explicaron los usos de un montón de sedimentos que el fuego del núcleo de la tierra se encargo de expulsar hacia la corteza terrestre y, que son muy codiciados por empresas multinacionales para hacer pasta de dientes, para medicinas, para construcción, para bisutería, etc, etc, etc.

Lo que descubrimos fue un inmenso hoyo, donde estuvo el cono del volcán y, donde una multinacional, que ha recibido una concesión por 50 años, después de separar las principales materias mediante decantación,  se las lleva a sus fábricas a razón de centena y media de camiones a diario. La visita nos dejó con la boca abierta, en el exterior, observando la línea del paisaje, no se sospecha siquiera, la tremenda horadación y desaparición de la montaña, y, mucho menos podríamos pensar, que se llevaran la montaña, camión a camión.

Nos dejó, también muy preocupados el impacto en el medio ambiente, ya que cuando termina la explotación del cono de piroclastos, el super-agujero se utiliza para enterrar los residuos de los municipios, con mucho peligro de permeabilidad al agua del acuífero Sistema 23, que es la unidad central y una de las piezas clave del sistema hidrológico de la Cuenca Alta del Guadiana. Este acuífero abarca una superficie de 5.500 km² con una profundidad de 70 metros, se trata, por tanto, de uno de los mayores acuíferos de España, sobre el que están espacios protegidos como las Tablas de Daimiel y los Ojos del Guadiana. La basura se tapa y, aparentemente, debajo no hay nada. Están haciendo pruebas para una regeneración y otros usos, pero salvo este volcán que se puede visitar, los demás en explotación parece que tendrán ese destino.

Iniciamos el regreso parando a tomar un refrigerio. Los dos días habían sido muy intensos  y requerían un tiempo de serenidad y quietud para asimilar lo vivido.  En esta ocasión no realizamos ninguna marcha ya que el tiempo disponible no lo permitía, pero  el tiempo que disponíamos, en los recorridos en autobús, lo utilizamos para conocernos mejor y departir sobre las extrañas sorpresas  y maravillas que te deparan muchos de los rincones de nuestro país, que pasan desapercibidos. Con ganas de volver a vernos pronto, nos despedimos hasta la próxima.

 

 

 

 

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