Tras una semana de lluvias y un amanecer que se debatía entre nubes cargadas de agua, se abrió paso el sol, y nos juntamos en la Estación de Tren de Collado Mediano una treintena larga de paseantes de diversas procedencias de la Sierra para reconocer sobre el terreno la previsión de ampliación del núcleo urbano por el Oeste, según el PGOU aprobado inicialmente el pasado 16 de marzo. Nos acompañaron muchos amigos peludos y una miríada de aves que fue detectando nuestro experto ornitólogo Aldolfo a lo largo del camino: Buitres negro y leonado, Águila calzada, Milanos real y negro, Perdiz, Paloma torcaz, Tórtola común, Tórtola turca, Abubilla, Pito Real, Vencejo, Golondrina común, Golondrina dáurica, Avión común y así hasta sumar 45 especies.
Partimos de la Estación siguiendo el trazado de la Vereda de la Ventilla, vía pecuaria que nace en el Parque Municipal y que se une al Oeste con la Cañada Real de las Merinas. En su primera parte está ocupada por la trama urbana, y fuimos recorriendo la zona de expansión de Collado en el primer tercio del siglo veinte tras la llegada del Ferrocarril, disfrutando de los encantadores “Hotelitos” o villas de veraneantes de la Colonia del Ramiro, incluida en el Catálogo de Bienes Protegidos. Una de estas casas es la que ahora ocupa la Escuela Municipal de Música, y que almacena el Archivo de Fuenterroca (información que recopiló y guardo Antonio Marsá Bragado, con extensa documentación entre 1850 y 1950).
Llegados al Descansadero-Abrevadero del Ramiro, pudimos divisar y comentar sobre parte de las fincas previstas de urbanizar en el sitio conocido como El Berrocal, en lo que antes se denominaba SAU (Suelo Apto para Urbanizar) y ahora SUS (Suelo Urbanizable Sectorizado) 10: se trata de parte de las fresnedas adehesadas de la zona, paisajes modelados por la acción humana, que conforman una forma de explotación del fresno exclusiva de la Sierra de Guadarrama.
Tras cruzar la rotonda a Guadarrama, proseguimos por la vereda que ya se libera de las edificaciones, y nos adentramos en el previsto SUS 11, hacia la zona conocida como Peñarrubia. Si se sigue adelante con el proyecto urbanizador, esta vía pecuaria quedaría rodeada a ambos lados de urbanizaciones, en lo que ahora son prados y fresnedas, por un lado, y encinar achaparrado, por el otro.
Un poco más adelante, nos desviamos en una antigua caseta de canteros, para tomar una senda hacia la parte alta del Cerro del Jaralón. Al final del ascenso, en la zona Oeste-Noroeste, nos encontramos con restos de Trincheras de la Guerra Civil, formaciones en zigzag destinadas a la observación de movimientos del enemigo en una amplia visión de la cuenca alta del Guadarrama. Pero este Cerro escondía algo más sobre la historia de Collado: aunque no lo pudiéramos ver, de la época Pre-histórica (Edad del Cobre o Calcolitico, entre 5.000-1.800 a.C.) se han localizado vestigios cerámicos y líticos a más altura que las Trincheras, así como restos de fortificación. Esto nos da idea de que se ha tratado de un punto importante para el control del territorio en diversos tiempos. Los restos de fortificación podrían haber sido reutilizados y modificados como trincheras en la Guerra Civil. Por todo esto, la zona se propone incluir en la Carta Arqueológica de Collado Mediano. Entre tanta Historia, desde estos oteaderos también pudimos disfrutar del vuelo de majestuosos Buitres y del Águila calzada, y de pequeños comedores de insectos como los Aviones comunes, aunque no pudimos dar la bienvenida a los Abejarucos, ¡ya que no se presentaron a la cita! (más avanzada la primavera y el verano este cerro es muy concurrido por las bandadas de familias de Abejarucos en busca de abejas y otros insectos).
Siguiendo la senda hacia la ladera sur del Jaralón, pudimos comprobar un ligero cambio en la vegetación: entre las encinas achaparradas se distinguían pies de jóvenes alcornoques, que tratan de reconquistar un territorio antaño de su dominio. Ciertamente, se trata de una zona de solana poblada de bosque mediterráneo, que conecta luego con la zona de dehesa en la que quedan, a modo de testigos del tiempo, varios alcornoques centenarios, uno de ellos recién incorporado al Catálogo Madrileño de Árboles Singulares.
Y, finalmente, salimos al Pº Mª Cristina y retomamos la Estación de RENFE, con la sensación de un intenso recorrido por estos valiosos espacios ambiental, cultural y etnográficamente hablando. Habrá que demostrar y hacerlos valer en este tiempo de información pública y alegaciones al PGOU (dos meses a contar desde la publicación en el BOCM nº 101, de 29 de abril), habiendo habilitado los partidos de la oposición una dirección de correo unificada para comunicación y asesoramiento, pgou.cm@gmail.com
Para la próxima salida, se está preparando un recorrido entre el centro urbano actual y su ampliación por el sureste, trabajando dos ideas: primera, la regeneración urbana del casco actual para hacerlo más vivible a los vecinos presentes; segunda, hasta dónde y cómo ampliar el núcleo urbano, aplicando a las nuevas construcciones criterios de desarrollo eficiente.